IMPORTANCIA DE LA LECTURA
La lectura es una de las actividades
más importantes y útiles que el ser humano realiza a lo largo de su vida. En
primer lugar, la lectura, del mismo modo que todas las restantes actividades
intelectuales, es una actividad exclusiva de los seres humanos, únicos seres
vivos que han podido desarrollar un sistema intelectual y racional de avanzada.
Esto quiere decir que la lectura es una de aquellas actividades que nos define
por lo que somos frente al resto de los seres vivos. La lectura es una
actividad que por lo general comienza a adquirirse muy lentamente desde
temprana edad y se mantiene de por vida, es decir que no se pierde con el
tiempo.
Por
otro lado, la importancia de la lectura también reside en el hecho de que es a
través suyo que el ser humano puede comenzar a recibir conocimientos de manera
formal e insertarse así en el proceso tan complejo pero útil conocido como
educación. La lectura supone siempre atención, concentración, compromiso,
reflexión, todos elementos que hacen a un mejor desempeño y a mejores
resultados.
Obviamente, la lectura puede realizarse de
muchas maneras y con muchos objetivos. Así, no es lo mismo la lectura por
placer que aquella que se realiza por obligación para cumplir determinado
objetivo educativo o laboral. De cualquier modo, siempre la lectura actuará
como un fenómeno que nos permite alentar nuestra imaginación, crear nuevos
mundos en nuestras mentes, reflexionar sobre ideas o conceptos abstractos,
entrar en contacto con nuestro idioma o con otros, mejorar nuestra ortografía,
conocer más sobre otras realidades, etc. Es siempre relevante para que la
lectura rinda sus mejores frutos que la misma se realice en ambientes relajados
y tranquilos, que inviten a la concentración, que permitan que la persona se
olvide de aquello que lo rodea y se sumerja en la historia que lee.
LOS BAJOS ÍNDICES DE LECTURA GENERAN POBREZA DE VOCABULARIO: ESPECIALISTA.
Fuente: La Jornada |
Fernando Camacho Servín
Los
bajos índices de lectura en México generan gran pobreza de vocabulario,
particularmente entre la población más joven, lo que a su vez provoca falta de
comprensión de las lecturas y un obstáculo para acceder a nuevos conocimientos,
advirtió la directora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México, Aurelia Vargas Valencia.
Para abatir
este fenómeno, la especialista recomendó implementar técnicas adecuadas de promoción
de la lectura y concentrarse en los aspectos cualitativos de la misma, en vez
de imponer este hábito como una obligación y hacer que los jóvenes lean más
cantidad de palabras por minuto, aunque no disfruten ni entiendan los
contenidos.
Los bajos índices de comprensión
lectora que padecemos en México, y por tanto la pobreza de vocabulario, tienen
su origen en la infancia. Por eso es necesario promover un mejor acercamiento a
la lectura desde los primeros años, explicó Vargas en entrevista con La
Jornada.
Si bien no hay estudios determinantes
sobre el tema, se calcula que un estudiante promedio de nivel preparatoria
tiene un vocabulario de entre 300 y 2 mil palabras, que contrastan de forma muy
clara con las más de 80 mil que existen en el idioma español. Hay una riqueza
enorme de la lengua que no se está utilizando, y un medio fundamental para
mejorarla es la lectura, enfatizó.
Uno de los medios por los cuales se
puede introducir a los jóvenes al mundo de las letras es familiarizarlos con
los autores clásicos de todas las épocas y lugares del mundo, entre éstos los
grecolatinos, porque en ellos se concentran algunos de los mejores elementos de
la tradición cultural de Occidente.
De esta forma, los estudiantes pueden
tener un mejor conocimiento del idioma, de manera más natural, sin presiones ni
imposiciones, lo que a la postre les permitirá tener un rendimiento normal en
su vida escolar y acceder a todo tipo de conocimientos.
Los maestros nos quejamos amargamente
de los bajos niveles de comprensión lectora de nuestros alumnos, y hay que
atender el problema desde la raíz, en los primeros años, desde los primeros
contactos en la familia, y en ello es muy importante el papel de los padres, y
también de los abuelos, para leerle a los niños y estimular su imaginación,
indicó.
En vez de instrumentar planes para que
los menores lean más palabras por minuto, insistió, hay que poner atención en
la calidad de las lecturas y en su nivel de comprensión. Ahí hay mucho por
hacer. También tenemos la tradición oral que ha estado presente en las culturas
indígenas, y que es una enorme riqueza que debemos aprovechar.
¿Cómo se lee en México?
Jueves 14 de febrero de 2013
Ante las nuevas tecnologías y la consecuente evolución del libro hacia
una textualidad y un soporte distintos del impreso en papel, lectores,
libreros, educadores y bibliotecarios se preguntan qué impacto tendrán aquéllas
en los procesos educativos y de información y, por supuesto, en las prácticas
de lectura.
Luego
de una primera evaluación de cómo se lee en México, derivada de sus
investigaciones y sus reflexiones, la doctora Elsa Margarita Ramírez Leyva,
especialista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la
Información de la UNAM, asegura que el libro impreso aún persistirá mucho
tiempo.
“Estamos
en la etapa del incunable electrónico. Claro, han surgido diferentes tipos de
escritura electrónica que están propiciando modalidades de lectura distintas de
las que han prevalecido en los medios impresos, pero estamos en una etapa
inicial”, comenta.
El
libro electrónico todavía conserva la mayor parte de las características del
libro impreso, aunque presenta una variante: la interactividad; además, ya han
empezado a desarrollarse versiones que incluyen imágenes, sonido y vínculos con
otros textos multimedia.
El
imperio del libro impreso y las maneras de leer que se han estructurado a
partir de un texto escrito continúan; a la vez, éste convive con las
innovaciones originadas por la tecnología electrónica, que han dado lugar a la
hipertextualidad.
Ramírez
Leyva, autora del estudio La lectura en los tiempos de Internet, ha estudiado
la experiencia de esta actividad intelectual y recreativa. En cuanto a la
lectura en una pantalla, la experiencia difiere: los jóvenes dicen que leer en
una computadora de escritorio cansa, sobre todo cuando la lectura es
prolongada.
“Sin
embargo, los colegas del área científica conforman un sector que produce y
consume revistas electrónicas; es más, las prefieren a las impresas porque,
como su proceso editorial es más breve, les permiten estar actualizados en
menor tiempo con respecto a los avances y les facilitan el trabajo en equipo y
el acceso a los contenidos desde cualquier lugar”, comenta Ramírez Leyva.
Otros
soportes de lectura como los diferentes tipos de tabletas favorecen la lectura
de un texto largo, pues su formato tiende a semejarse cada vez más al del
libro. Con ciertas ventajas, sus aplicaciones permiten manipular el tamaño de
la letra, hacer anotaciones, consultar el diccionario, incluso enlazarse a
otros sitios, si se cuenta con conexión a Internet.
“Es
más, algunos libros electrónicos cuentan con aplicaciones para realizar la
denominada lectura social, que favorece la comunicación entre lectores,
autores, profesores y editores; de este modo, las barreras de comunicación
tienden a diluirse y el texto se convierte en un espacio de trabajo y
aprendizaje, y, también, lúdico”, dice la especialista.
Frente
a las opiniones conservadoras sobre la calidad de la información que se ofrece
en Internet, la especialista apunta: “El problema de la calidad de los
contenidos y de los posibles efectos nocivos de éstos en los lectores no es
nuevo. Hoy, los temores se renuevan por la libertad para comunicar y acceder a
una gran variedad de contenidos. Pero éste no es el verdadero problema. El
verdadero problema radica en las deficiencias en las capacidades de lectura y
escritura. Los involucrados en la formación de lectores (profesores, padres de
familia y bibliotecarios) tendríamos que pensar en cómo formar no sólo a las
nuevas generaciones, sino también a los adultos, para que puedan escoger los
mejores contenidos escritos y audiovisuales, aprovecharlos y disfrutarlos; en
cómo hacer de la lectura una experiencia que les permita formarse y
transformarse.”
En una
investigación efectuada por Elsa Margarita Ramírez Leyva entre estudiantes de
bachillerato de la Universidad, ellos dijeron preferir las fuentes digitales de
información cuando se trata de sus tareas y el libro impreso cuando se trata de
leer. Incluso, algunos expresaron preocupación por el tiempo que sus hermanos
menores dedican a navegar por el ciberespacio o a jugar videojuegos.
“Aún
más: pese a que pertenecen a la denominada generación digital, se observa que
no aprovechan el potencial que les ofrecen los medios impresos y electrónicos,
como la biblioteca digital de la UNAM. Y lejos de pensar que dominan las
tecnologías de la información y la comunicación, es necesario integrar a su
proceso educativo programas para el desarrollo de habilidades informativas. Así
podrán utilizar con mayor provecho fuentes y recursos que amplíen su universo
informativo.”